Los cuartetos de cuerda nº 3 y nº 4 de Casablancas comparten aquí cita con el decimoquinto y último de Shostakóvich. El cuarteto ha sido y sigue siendo un campo de experimentación para los compositores desde los tiempos de Mozart y Haydn. Para Shostakóvich, supuso algo más: un espacio de mayor libertad frente al sinfónico, no tan expuesto a la censura del régimen soviético. Tan profundos como ricos en posibilidades técnicas y expresivas se muestran los cuartetos de Casablancas, compositor residente del CNDM en la presente temporada, auténticos monumentos al espíritu más puro de la música de cámara. Los del Cosmos harán frente a estas tres piezas exigentes, elogiados por poseer «un sonido y un enfoque personales», según Alfred Brendel.
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