A Estrella Morente no se la puede describir con palabras. Mirarla, escucharla y sentirla es la única manera de experimentar de forma íntima su arte. Su voz vibra entre lo etéreo y lo terrenal con una presencia que muta entre la realidad y el más allá. En esta ocasión, nos ofrece lo mejor de sí: desde la sutil sencillez de los cantes festeros de su infancia hasta las profundidades del amor añorado. El panorama completo de los sentimientos, las vivencias de la mujer de hoy, además de la de antaño, se recogen en su voz.
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