Vivaldi es al concierto barroco con solista lo que Bach a la cantata luterana. No crea la forma, pero es en su obra donde germina, se asienta, define y trasciende. Amandine Beyer hace con sus músicos de Gli Incogniti un intenso recorrido por el mundo del concierto vivaldiano. Inicia con un bellísimo ejemplo de concerto ripieno, pero luego se vuelca en las obras con solistas, encadenando piezas para violín (más de doscientas dejó el compositor) con una para oboe (veinte escribió) y con conciertos dobles, el último de los cuales, para violín y violonchelo, da título al recital y es de los más famosos del veneciano.
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