No se complicó Bach la vida al encarar el problema de cómo combinar el violín con el teclado. Prescindió del segundo y escribió sus Partitas para violín solo. Y lo hizo a lo grande en la BWV 1004 con su monumental Chacona, todo un reto para cualquier intérprete. Un estreno absoluto del compositor bilbaíno Mikel Urquiza, cuya música, no exenta de cierta ironía, rebosa de vitalidad y colorido, dará paso a la Sonata nº 2 de la compositora y violinista polaca Grażyna Bacewicz, prácticamente desconocida en España. Un homenaje A Paganini clausurará este tour de force para violín solo, en el que Schnittke divaga libremente sobre el famoso tema del Capricho, op. 1 del autor italiano.
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