Italia representó un papel fundamental en la carrera de Franz Liszt. Tras su etapa en París, conoció el país transalpino en sus años de «errancia», es decir, de extendidas giras por Europa, cuando cimentó su leyenda como pianista total. Tras los años de madurez de Weimar, se trasladó a vivir el crepúsculo de su vida a Roma buscando una redención espiritual que lo llevó a escribir música totalmente visionaria. El barítono Johannes Kammler y la pianista Akemi Murakami toman la primera versión de sus Tre sonetti di Petrarca como contrapunto al celebérrimo Dichterliebe, seguramente, el ciclo más emblemático de toda la obra vocal de Robert Schumann.
Más información sobre: