El Cuarteto Quiroga, definitivamente asentado entre los mejores, nos propone la escucha en una misma sesión de tres obras unidas por su tonalidad, nada menos que el triunfante do mayor, pero también tres muestras señeras de ese periodo clásico en el que el género se asentaría definitivamente. Los dos de Haydn nos llevan al apasionante ejercicio de comprobar la evolución de quien hiciera del cuarteto, junto a la sinfonía, su forma favorita; el de De las disonancias de Mozart, a revisar una partitura que suma brillantez y audacia y que forma parte de las obras cumbre de su autor. Una demostración del placer de indagar más allá de las notas.