Florian Boesch es otro de los veteranos de este ciclo. Hijo de Christian Boesch, también barítono, que hiciera hace años un buen Wozzeck en Madrid, y nieto de la soprano Ruthilde Boesch, el gusanillo del canto penetró pronto en él. Posee una voz de barítono lírico no exenta de reflejos oscuros, flexible, hábil en los juegos dinámicos y sutiles reguladores. Muy necesarios para dar forma al tercer y último ciclo de Schubert, Schwanengesang (Canto del cisne), que agrupa catorce lieder, seis de ellos sobre poemas de Heine, con el llamado doppelgänger como cima expresiva. El experto y dúctil Malcolm Martineau estará al piano.