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CNDM imagen portada
20:00
Abril/24
Vie5

Paolo Fresu, trompeta, fiscorno y electrónica | Dino Rubino, piano | Marco Bardoscia, contrabajo

Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid

Avishai Cohen, contrabajo | Makoto Ozone, piano

Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid

20:00
Mayo/24
Jue9

Bobo Stenson, piano | Anders Jormin, contrabajo | Jon Fält, batería

Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid

20:00
Abril/24
Vie5
Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid
20:00
Abril/24
Dom28
Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid
20:00
Mayo/24
Jue9
Auditorio Nacional (Cámara) | Madrid

Jazz en el Auditorio: la música que se mueve y conmueve


El jazz se defiende un curso más en la tarima del Auditorio, que, durante estos años, se ha convertido en morada de una música que se mueve constantemente. Y que conmueve, pues en ella reside un permanente anhelo de despertar emociones inéditas. Es el movimiento, por tanto, una característica inherente al jazz, el único género que renuncia al aburguesamiento y penaliza la quietud. No existe nunca error en el experimento o la búsqueda, sino un triunfo pleno de aquellos jazzistas valientes que se comen la vida a bocados. Es por ello que, aunque la nueva temporada de Jazz en el Auditorio se cita con músicos cercanos y reconocibles, hay en sus créditos una garantía absoluta de ampliarle los márgenes a nuestro sentimiento, de vigorizar aún más nuestras existencias. Es el vértigo del jazz, una mirada constante al abismo creativo, un compromiso vital con lo inédito, un calambre ante lo desconocido.

Este convencimiento no tiene fisuras cuando hablamos de artistas venerables con leyenda propia, caso de los pianistas Kenny Barron y Bobo Stenson, que han empleado sus respectivas trayectorias en instalarse en el permanente pálpito de la creación. El norteamericano mostrará su lado más personal al firmar una actuación de obligada escucha a piano solo, mientras que el sueco, por su parte, realizará un despliegue pianístico en torno a las esencias de un jazz nórdico y europeo en su origen pero universal en su exposición.

Semejante vértigo y maestría, a pesar de pertenecer a una generación anterior, exhibe un poeta de la trompeta, el sardo Paolo Fresu, que, tras haber paseado la temporada pasada su homenaje a David Bowie, esta vez hará lo propio con un recital en memoria de Chet Baker. Mismos doctorados jazzísticos son los que atesora el contrabajista Avishai Cohen, que acudirá en formatos de trío, con el pianista Guy Moskovich y el batería Roni Kaspi, y de dúo, al lado del pianista Makoto Ozone, con el que avanzará su animado y luminoso proyecto The Amity Duet, todo un compendio de jazz académico contado con sus palabras. Y qué decir de nuestros catedráticos Perico Sambeat, Chano Domínguez y Baldo Martínez, tres gigantes de las letras jazzísticas españolas; el primero mostrará su talento innovador sobre el flamenco moderno, que ya encumbrara junto con Gerardo Núñez, su Flamenco Big Band o ese trío de dieces que es el CMS; el segundo rendirá homenaje al añorado Michel Petrucciani en compañía de un quinteto capitaneado por el trombonista italiano Flavio Boltro, y en donde se descubrirá el pianismo del gaditano poco conocido, curiosamente, menos aflamencado; y el tercero, llamado por la afición el Dave Holland español, encarará una nueva propuesta en la que las músicas de raíz dialogan con el jazz contemporáneo, Música imaginaria, escoltado por audaces intérpretes como el acordeonista João Barradas, el trompetista Julián Sánchez, el saxofonista Juan Saiz, el vibrafonista Andrés Coll y la batería Lucía Martínez; este su nuevo reto bien podría ser continuación de esa obra mayor para gran formato que fue su Projecto Miño.

La frescura, por la edad, no por su talento musical, llegará con la trompetista, saxofonista, cantante y compositora catalana Andrea Motis, que, en formación de trío, con el violinista Christoph Mallinger y el percusionista Zé Luis Nascimento, rubricará una particular revisión de la tradición de los singer songwriters anglosajones, sin renunciar a su natural personalidad mediterránea y latina; Temblor lo ha llamado. Andrea Motis se está haciendo mayor sin saberlo, y sus últimas noticias se registran con éxito, a raíz de su dúo con otro amigo del CNDM, el pianista Marco Mezquida, con el que ha venido recorriendo España.

Sea como fuere, la veteranía no es un grado en el jazz, pues ya se sabe que en muchas ocasiones lo que sustancia su esplendor no es el qué, sino el cómo. Y la aventura no tiene edad. El ciclo esta temporada obvia de nuevo lo curricular y busca lo nuclear, esto es, la grandeza y la luminosidad de las obras, la experimentación de las composiciones, sus lenguajes e interpretaciones, melodías y sonidos que los trasciendan todo. Porque, cuando suena la buena música, el buen jazz, el público se olvida de los nombres. Hasta la hora de los aplausos, claro. La inercia que ha tomado Jazz en el Auditorio en estos años queda reflejada una vez más en una música que se mueve y… conmueve. Y no para.

Pablo Sanz


CNDM

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