Gradualia y Simón Andueza pondrán en pie un coherente programa centrado en la música de Tomás Luis de Victoria. La idea conductora cabría cifrarla en la muerte y el más allá. Tras un preámbulo, en el que aparece también otro magnífi co polifonista hispano, Cristóbal de Morales, se interpretará una de las obras magnas del abulense, la Missa pro defunctis de 1583 —conocida, asimismo, como Réquiem—, con un inserto de William Byrd, quien siguió componiendo para la liturgia católica en una Inglaterra de religión reformada. La tercera sección de la velada nos elevará a las hipotéticas regiones del reino celestial.
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