El cuarteto que comanda el primoroso pianista francés François Couturier ha querido incardinar su destino jazzístico con el de Andréi Tarkovsky, el realizador soviético al que apenas siete largometrajes (Solaris, La infancia de Iván, Sacrificio…) le bastaron para figurar en todas las clasificaciones de los artistas de culto del siglo XX. Tras debutar con una obra de título inequívoco (Nostalghia. Song for Tarkovsky, 2006), la formación franco-alemana ha seguido indagando en el universo íntimo del cineasta con el reciente Nuit blanche, donde, además de improvisación, también hay huecos para una lectura de Vivaldi o de un anónimo del Renacimiento alemán.