Cuatro jóvenes músicos españoles demuestran su magnífico momento con un programa de geometría variable, aunque también de muy hermosa simetría. Los dos cuartetos de Mozart encarnan la complejidad de una escritura camerística que su época tardó en entender y que es una de las pruebas más evidentes de la llegada a la madurez definitiva de su autor. Schubert, a su vez, comenzaba pero no concluía —ya sabemos que en él hasta los mínimos apuntes tienen un enorme interés— su Trío, D 471 a los diecinueve años en un intento por afirmar su emancipación creadora y vital. De otra parte, los Momentos musicales constituyen nada menos que una de las cumbres de su obra pianística
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AITOR HEVIA, violín:
LARA FERNÁNDEZ, viola:
FERNANDO ARIAS, violonchelo:
NOELIA RODILES, piano: