Mayte Martín vuelve la mirada atrás y hace de Memento una incitación al recuerdo, a esa acción sanadora de agitar la memoria para rendir culto a lo que nos precedió y agradecer lo que nos fue concedido. Según sus propias palabras, «Jamás encontré un término que definiera de forma tan certera este motor que me impulsa a rendir culto al pasado, ese respeto religioso que profeso al flamenco y a quienes han hecho de él ese tesoro que venero. Honrarlo es lo que quiero». Y, para ello, pone a su servicio su decoro —para preservar con rigor sus preceptos— y todas sus capacidades creativas, imaginativas y emotivas.