Renaud Capuçon y Beatrice Rana ofrecen un programa simétrico en el que las dos sonatas de Prokófiev flanquean dos obras de Schumann, la formalmente más rigurosa Sonata nº 1 y las más libres, más rapsódicas Romanzas para oboe y piano, en su transcripción para violín y piano. También la segunda sonata del autor ruso, plenamente contemporánea de su compañera de catálogo, es una transcripción: esta vez, para violín de la previamente escrita para flauta. De un lado, pues, el Romanticismo de un Schumann cercano a la locura. De otro, la lucha entre la libertad del creador —cuyos ecos aparecen en el primer movimiento de la Sonata nº 1, op. 80— y la exigencia de la censura política en la URSS de los años de plomo.