Un grupo de extraordinarios intérpretes se une para hacer gran música de cámara en formatos poco habituales. La Serenata nº 1, que se interpretará en su primitiva versión para noneto, sería la primera obra insigne para orquesta de Brahms junto con su Concierto para piano nº 1. El Septimino de un Beethoven treintañero es la confluencia, plagada de lucidas y frecuentes intervenciones a solo, de la evocación clásica con la consolidación de la personalidad propia en una partitura que pareciera querer reflejar el aroma de aire libre que se desprendía de las serenatas y divertimentos mozartianos.